He de confesar que la primera vez que recibí Reiki nunca había oído hablar de él. Mis sensaciones fueron de relax. No todo el mundo experimenta las mismas sensaciones durante una sesión, incluso uno mismo nunca lo siente igual. La cuestión es que a pesar de la agradable sensación, tardé varios años en volver a recibir otra sesión. Esta reacción la he podido observar en otras personas. Reciben Reiki, pero en un principio no encuentran nada especial. Tiempo después, por cualquier motivo, Reiki se cruza nuevamente en su camino, esta vez para quedarse. Eso fue lo que me ocurrió. Un día, así sin más, igual que la primera vez, me ofreciceron de forma desinteresada una sesión de Reiki. Esta vez la sensación fue tan fuerte que despertó en mi la curiosidad por saber más. Trás 2 sesiones más, lo tenía claro... yo quería transmitir Reiki.
En mi 1er grado me preguntaron "por qué quieres iniciarte??", lo tenía "clarísimo":
quiero ayudar a los demás. Con el tiempo me di cuenta que a quien quería ayudar era a mi misma. No quiero decir con esto que ya no desee ayudar, pero si deseo hacerlo, primero he de empezar por mi. Me apliqué la frase
"si deseas cambiar el mundo, empieza por cambiar tu".
Así empezó mi metamorfosis como yo la llamo. Uno de mis mayores cambios, abrir mi mente, sentir y saber escuchar a mi cuerpo.
